"Frente a la ansiedad digital y la velocidad, ritmo lento, silencio, reflexión y apartarse un poco"; frente al aislamiento digital mayor vinculación con la gente; en definitiva más piel y menos tecnología para mantener vivas las relaciones.
Esta mañana, mientras corría con unos amigos en nuestro entrenamiento para la Maratón de Sevilla, hablábamos precisamente de este asunto, hablábamos de las relación con la tecnología y también de las marcas de consumo más digitales, más inmediatas, basadas en "lo quiero, lo compro, lo tengo" y en la recomendación de personas que no conocemos. Frente a estas, el trato, la atención personal, el consejo del experto, la llamada boutique, la tienda de toda la vida. Hemos repasado varios sectores, y hemos reparado en como puede sobrevivir el pequeño comercio, ante esta evolución natural de las formas de consumo protagonizada en mayor medida por esta generación millenial que ya está siendo la principal fuerza de compra en este mundo globalizado.
Al ver la charla de Leo Harlem, he conectado con nuestra conversación y veo claro que ante esta polaridad, no podemos ir contra la evolución natural y debemos subirnos a la ola tecnológica pero en mi opinión tenemos que introducir más "dieta digital" tanto en las relaciones humanas como en las profesionales. Así lo viene compartiendo hace tiempo un autor al que sigo desde hace varios años, Isra García.
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