Considero que reconocer y agradecer por la contribución que otros han hecho en el pasado es necesario, para seguir construyendo un mundo mejor. Contribuir, se hace fundamental, pues tanto la transmisión de conocimiento como las experiencias, permiten la evolución, el crecimiento y el desarrollo.
Las personas y organizaciones que crecen desde el respeto y reconocimiento del trabajo realizado por otros o por ellos mismos en el pasado, son capaces de desarrollar proyectos de futuro más sólidos, pues el pasado se convierte en aprendizaje, ya sea como elemento de continuidad o también, como elemento de ruptura o desapego.
Mantener un estilo de aprendiz constante, independientemente a la edad que se tenga, nos abre la posibilidad de ir "regenerando nuestro conocimiento y fomentando el hábito de la curiosidad intelectual" (Luis Huete, 2015)
Estamos viviendo una época en el que el narcisismo, la apariencia, la opinión de los demás, mantienen en ocasiones a las personas en un constante estado de acción-reacción, en un estado de excesivo "YO AHORA", ante la vorágine de tener que responder y actuar prácticamente en el momento. Por ello apelo a la calma, a la reflexión, a pensar como y por qué se han ido haciendo las cosas y a desarrollar tu visión o propósito desde el trabajo hoy, en el presente. Pero también apelo a no olvidar la referencia del pasado. Dependerá de nosotros el uso que hagamos del mismo. Algunos viven permanentemente en él; otros, en cambio viven en el presente y tienen el pasado como referencia de aprendizaje.
Y ahora te hago esta pregunta: ¿Qué relación tienes con tu pasado (personal y/o profesional)?
Para responder a esta cuestión comparto contigo la canción de esta semana, El Mundo, de Love of Lesbian, cuyo concierto de la pasada noche, aún revivo, por lo especial que fue. Te invito a que la escuches y acto seguido te respondas a la pregunta.
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